Hasta aquí ha llegado la Ley de Consulta promovida por el tripartito y Aralar. Después de que Ibarretxe nos presentara la consulta como la iniciativa estrella de la legislatura, seis concentraciones simbólicas en seis puntos de Araba y Bizkaia han sido la única respuesta ante el veto del tribunal Constitucional. Cabe recordar que es la segunda iniciativa de Ibarretxe que no logra pasar el filtro de Madrid, o formulado de otra manera, que se da de frente con la legalidad española, esa legalidad que no reconoce a Euskal Herria como sujeto político. Y todo ha vuelto a quedar en nada, porque para superar ese límite hace falta voluntad.
Pero más allá de que el 25 de octubre no se celebró la consulta en los tres territorios de la CAV, los diferentes acontecimientos de los últimos meses han dejado en evidencia las raíces del conflicto político y armado que vivimos. La sentencia del Tribunal Constitucional habla por sí misma: no existe otro sujeto con capacidad de decisión que no sea el pueblo español. Dentro del actual marco constitucional-autonómico no se pueden defender los derechos nacionales de Euskal Herria, el actual marco imposibilita desarrollar un proceso que culmine con el ejercicio de libre determinación.
La solución pasa por la creación de un marco democrático, un marco basado en la territorialidad y el derecho de autodeterminación, en el que todos los proyectos políticos puedan ser defendidos y materializados. La apuesta de la Izquierda Abertzale es muy clara, aunar fuerzas en el camino hacia un marco democrático, sin exclusión territorial y donde el único límite sea la voluntad popular.
Pero, ¿cuál es la apuesta del resto de formaciones políticas? Es evidente que el PNV está profundizando en el camino de convertirse definitivamente en partido de Estado. De esa manera debemos entender el apoyo a los presupuestos en Madrid, las violentísimas actuaciones de la Ertzaintza, golpeando a independentistas y abriendo camino a la falange, o la vergonzosa respuesta dada ante el veto a la consulta. El PNV quiere demostrarle a Zapatero que es un compañero de viaje del que se pueda fiar, para en un futuro poder llegar a acuerdos de mayor calado. ¿Y qué camino tomarán formaciones como EA o Aralar? ¿Seguirán en el barco comandado por Iñigo Urkullu, o desarrollarán verdaderamente una política acorde con su discurso?
La Izquierda Abertzale quiere hacer un llamamiento a todos los sectores populares de este país a la acumulación de fuerzas en torno a un marco democrático, basado en la territorialidad y el derecho de autodeterminación. Esa es la apuesta que hacemos y en ese camino seguiremos.