Hace más de tres años que empezó un deterioro incesante de la economía. Cientos son los compañeros y compañeras que han perdido sus puestos de trabajo. Empresas emblemáticas del tejido industrial alavés (Daewoo, Esmaltaciones, Saunier Duval, Kemen...) han cerrado sus puertas, mientras que otras han aplicado diferentes medidas de reducción. Tres años llevamos soportando continuos recortes económicos y una y otra vez nos insisten en la aplicación de las mismas recetas. Reformas del mercado laboral y continuos retrocesos en sanidad, prestaciones y educación, deterioro de los servicios públicos,... ese es el camino, nos dicen: facilitemos al capital financiero su regeneración por medio de lo público. Mienten. Otro camino es posible.
La actual situación de crisis económica no es producto de una deficiente legislación laboral ni de una supuesta desproporción del sistema del bienestar. Cientos de trabajadores y trabajadoras podemos dar testimonio de ello. Son las políticas salvajes y neoliberales acompañadas de un capital financiero, dispuesto a enriquecerse sin el más mínimo escrúpulo, las que nos han conducido a la actual situación. Los especuladores de la economía, banqueros insatisfechos con todo lo que ya nos habían robado, un gobierno siempre dispuesto a plegarse a los deseos de los grandes empresarios; son ellos los que nos han conducido hasta esta situación y pretenden hacernos creer que nosotros tenemos que ser los sacrificados, por supuesto, en beneficio de ellos.
Semejantes mercenarios de la economía están preparando una nueva fase de ajustes, fase en la que lejos de poner mecanismos de recuperación, nos ofertan viejas recetas que cargaran sobre los hombros de las clases mas desfavorecidas. Desempleo, desahucios, precariedad laboral, recortes sociales, privatizaciones de servicios públicos,... en definitiva, un largo sinsentido que intentarán que terminemos pagando las y los trabajadores, y que más sufrimos los sectores más desfavorecidos: mujeres, inmigrantes, jóvenes, desempleados, personas mayores,…
En el tercer trimestre de 2011 un total de 85 familias, en Araba, fueron expulsadas de su vivienda, 2.863 trabajadores/as se encontraban afectados por alguno de los 193 expedientes (autorizados) de regulación; 18.000 personas, cifras oficiales, se encuentran sin empleo en Araba, 628 son los convenios que se encuentran paralizados con lo que supone de menoscabo hacia los derechos de las y los trabajadores, 8 trabajadores han muerto en accidente laboral en Araba en el transcurso del 2011.
Podríamos llenar folios y folios describiendo las desigualdades sociales que este sistema está creando, quejarnos sobre lo que unos tienen y otros no. Pero preferimos plantarnos, preferimos salir a la calle y decir basta apostando por construir nuestro futuro haciendo de la clase trabajadora un motor de cambio imparable hacia nuestra soberanía política y económica.
Ni queremos ni estamos dispuestas a que vuelvan a hipotecar nuestro futuro incrementando nuestra dependencia económica y política. Van tantas ya… Ante ello hay alternativa, la clase trabajadora puede poner las bases para iniciar la construcción de un modelo diferente, donde la economía esté al servicio de las personas, la gestión de nuestros propios recursos económicos, sin injerencias de ningún tipo, es un paso imprescindible para iniciar la construcción de Euskal Herria desde la izquierda.
El próximo día 11 nosotros y nosotras también saldremos a la calle, a decirles bien alto y claro, que estamos hartas de sus políticas neoliberales, que tampoco aceptamos las políticas que están implementando desde el Ayuntamiento de Gasteiz y la Diputación de Araba, ambos gestionados por el PP, ni la más mínima reforma que no esté encaminada hacia un cambio progresivo y constante de este sistema.