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Los acontecimientos de estos diez últimos días podrían ser el resumen de las últimas décadas de la historia de Euskal Herria: el estado español inmerso en celebraciones de exaltación nacional de la mano de movimientos fascistas (12 de octubre); la izquierda abertzale trabajando en el desarrollo de una propuesta política que genere escenarios de democracia plena para la ciudadanía; represión estatal con el objetivo de cercenar la iniciativa del movimiento independentista; respuesta popular de la mano de la mayoría sindical y reclamo social mayoritario de reconocimiento de Euskal Herria y del derecho a decidir de la ciudadanía; frente a la represión, mayor iniciativa política de la izquierda abertzale.
Parece ser que los intereses de estado validan todo tipo de prácticas; vulneración de derechos civiles y políticos, secuestros, torturas, encarcelamientos, asesinatos… Siempre y cuando estén sujetos al fin común; fortalecimiento de la unidad de España y enriquecimiento de las clases gobernantes en detrimento de la clase trabajadora.
Este domingo el Gobierno vascongado, de la mano de Patxi López, celebra el 30º aniversario del Estatuto de Gernika. Estatuto defendido y gestionado durante tres décadas por el PNV en beneficio propio. En esta coyuntura política la ceremonia del estatuto (e incluso con la ausencia de la oposición parlamentaria legal en las celebraciones), conlleva obviar la realidad social y política del pueblo vasco.
La ciudadanía reclama un cambio político y social profundo. Un cambio del sistema jurídico y político actual, que no sólo no satisface las necesidades, sino que es el máximo exponente de la supresión de los derechos nacionales.
Euskal Herria proyecta su futuro con esperanza. Las ansias de libertad del pueblo vasco son la mayor preocupación del Estado Español y de sus sucursales autonómicas. Y por ello se suceden pactos tanto en la CAV como en Navarra que en otros lugares del estado español serían inverosímiles. La razón de estado que prioriza el trabajo en común entre los agentes españolistas no es otra que frenar y desviar la posibilidad real de cambio.
A nuestro entender, los acontecimientos de las últimas semanas demuestran varias cuestiones:
- La deslegitimación del Estado y de las vías represivas.
- La demanda secundada por la sociedad del derecho de la izquierda abertzale a participar en igualdad de condiciones en la vida política vasca.
- La existencia de condiciones en la sociedad de Euskal Herria para el desarrollo de un camino integral y cimentado en el impulso popular hacia la consecución de un escenario democrático.
- La responsabilidad y la altura de miras de la izquierda abertzale para realizar una propuesta política estratégica a sus bases y a la ciudadanía en general.
Hace unos días transmitíamos a la sociedad que se equivocaban los que pensaban que la represión abortaría la capacidad de propuesta de la izquierda abertzale. Hoy, queremos transmitir que se equivocan aquellos agentes que siguen priorizando intereses partidistas en esta coyuntura histórica. La ciudadanía de Euskal Herria tiene una madurez política importante y es plenamente consciente de la realidad y de las necesidades actuales, como ya quedara demostrado en la manifestación multitudinaria celebrada el sábado 17 de octubre.
La izquierda abertzale hace suyo el reclamo social mayoritario que aboga por la consecución de un escenario plenamente democrático, desde el que todos los proyectos puedan ser defendidos y materializados. A su vez consideramos imprescindible el entendimiento y la articulación del espacio independentista sobre intereses nacionales como motor del cambio político. El impulso y la activación de los sectores independentistas deben fortalecer la demanda de ese escenario democrático y dificultar la actividad represiva del Estado, dirigida a impedir el derecho a decidir de la ciudadanía de Euskal Herria.
Ezker Abertzalea,
En Euskal Herria a 22 de octubre
