25/12/08

Mientras la Izquierda Abertzale plantea alternativas el PNV de Dulantzi sigue sin iniciativa

Desde la Izquierda Abertzale de Dulantzi vemos como el alcalde del PNV gobierna el municipio sin iniciativa y se apropia de las que presentan los demás grupos políticos en el ayuntamiento. Así ha ocurrido con la iniciativa que presento la Izquierda abertzale en el municipio ante la problemática de los excrementos de los animales en los jardines.

Ante las quejas tanto de vecinos y vecinas como de los trabajadores que tienen que realizar la limpieza de los jardines, el representante de la Izquierda Abertzale en el ayuntamiento presentó una moción solicitando la instalación de un sistema de recogida de excrementos animales.

Lo más vergonzante fue cuando en alcalde presentó la misma propuesta que el concejal independentista como si fuera del equipo de gobierno, llegando a anunciar la contratación de las que el representante de las Izquierda Abertzale ponía como ejemplo en su moción: La colocación de soporte para deposita excrementos tipo Kioscan y la distribución de bolsas. Ahora el ayuntamiento ha comprado 3 kioskan y 3000 bolsas.

En definitiva, la cuestión no debería ser quién presenta una iniciativa, lo importante debería ser el beneficio para el municipio. La Izquierda Abertzale se felicita porque una propuesta como esta sea llevada a la práctica, pero nos preocupa que el PNV, en la alcaldía, ponga obstáculos al debate y termine paralizando infinidad de alternativas que la Izquierda Abertzale registra en el Ayuntamiento. En este caso han ocultado la procedencia de la propuesta y se han querido apropiar de la misma, en otras ocasiones simplemente se niegan a tomarlas en consideración.

Desde la Izquierda abertzale consideramos vergonzosa la actitud del alcalde y del PNV en Dulantzi. Es una actitud de un partido débil que no tiene iniciativas para el municipio y  tiene que aprovecharse de las propuestas de otros representantes municipales. Consideramos que esta no es forma de actuar de un partido que se llama democrático si no más bien de un alcalde y un partido dictatorial. Dulantzi no merece algo así.

18/12/08

ORDENANZAS FISCALES 2.009 de Duantzi






En el pleno EXTRAORDINARIA DEL DÍA 13 DE NOVIEMBRE se trato la MODIFICACIÓN DE LAS ORDENANZAS FISCALES 2.009 
Esta es la intervención que hizo el concejal de la izquierda abertzale  de Dulantzi

El Concejal D. Félix Fernández de Pinedo Grajales manifiesta que esta año nos encontramos sumergidos en una crisis mundial originada por quienes controlan y manejan el dinero. No podemos olvidar que las últimas medidas adoptadas tanto por el Gobierno Navarro, como por Lakua o por las Diputaciones Forales ponen en serio aprieto la propia financiación de los Ayuntamientos a la hora de poder hacer frente a la situación de crisis que comienzan a padecer nuestros vecinos y vecinas. Y es nuestra labor exigir una financiación municipal justa, digna y suficiente y defender la autonomía de los Ayuntamientos y convertirlos en agentes activos. El recorte del fondo existente no es fruto de la crisis económica sino que tiene acción directa con la política fiscal seguida por las instituciones competentes que ha hecho aguas.
El Concejal continúa su intervención argumentando que es reprobable que las Diputaciones y Gobiernos pretendan evitar que los empresarios sufran las consecuencias de las crisis castigando a los Ayuntamiento, como botón de muestra hay distintas medidas, como han sido la disminución del tipo de impuestos de sociedades, la desaparición del impuesto de patrimonio, etc ..., y han sido este tipo de actuaciones las que han supuesto un recorte en la recaudación de fondos. Los empresarios no han visto disminuido tanto sus beneficios como sus impuestos y ahora los responsables de esta política plantean que sean los Consistorios los que paguemos por ellos. El mismo Concejal continúa su exposición manifestando que quiere demostrar su rechazo ante la decisión del Fondo Foral de Financiación Municipal ante el recorte de fondos municipales previsto para el próximo año. Estas resoluciones no hacen más que ahondar en la crisis, estas medidas tendrán una consecuencia directa en los Ayuntamientos, no olvidemos que las iniciativas como la política de carácter local se encuentran permanentemente condicionadas a no conocer hasta qué punto se podrá acceder a ayudas o a financiación. Los Ayuntamientos tenemos que trabajar con políticas activas que garanticen los derechos sociales de la ciudadanía así como el reparto de la riqueza y para ello considera de vital importancia una financiación municipal correcta. Hay que denunciar que mientas el Gobierno Navarro, Lakua y las Diputaciones Forales ofrecen vacaciones fiscales a los empresarios siguen castigando a los Ayuntamientos vascos. 
El mismo Concejal continúa su intervención señalando que como representante de la izquierda independentista considera demagógico pedir la congelación de los impuestos, llegará una época en que los ingresos del Ayuntamiento van a disminuir considerablemente, pero sí cree que cada persona debe aportar en base a su capacidad económica; no olvidemos que los impuestos municipales gravan por igual a todos y a todas los habitantes del municipio. Algo todavía más injusto en periodo de crisis ya que la situación económica castiga especialmente con los sectores con menor poder adquisitivo. Y la verdad no es igual una subida de impuestos o de tasas de un 3,5% para una persona que tiene un salario mínimo o que cobra mil euros que para una persona que por ejemplo cobra 3.000 euros al mes o más; no es igual. El  Concejal continúa su intervención manifestando que por justicia cree que los impuestos y tasas deben ser progresivos y que la bonificación debe usarse con este objetivo, por eso ha planteado un instrumento que permita diferenciar la aplicación de los impuestos dependiendo de la renta de las unidades familiares; así el Ayuntamiento puede garantizar la cobertura de los derechos básicos como es el agua, etc .. A las rentas más favorecidas. El Ayuntamiento no puede subir el IPC o aplicar subidas cercanas porque eso es castigar a los sectores con menos recursos que ya sufren el impacto de la inflación en la cesta de la compra. Por esto el planteamiento de este representante de la izquierda abertzale independentista de Dulantzi sería una subida del 2,5%, pero aplicando los distintos tipos de bonificación y una tabla de bonificación según el salario mínimo interprofesional que en su día pasó al Equipo de Gobierno y a los distintos representantes municipales.
El mismo Concejal para finalizar quiere comentar que como fueron testigos en la primera Comisión que trataron este punto y el año pasado ningún Grupo mencionó ninguna tabla de bonificación y este año tampoco. ¿Qué es lo que ven? que igual la propuesta que presenta aquí la izquierda abertzale independentista de Dulantzi puede que no salga adelante, pero saben que han hecho dar un pequeño paso a este Ayuntamiento porque en la segunda Comisión que se hizo ya los demás Grupos ya venían con bonificaciones, incluso hoy el representante del PP va a plantear bonificaciones; por lo menos ve que su aportación ha significado algo. A los representantes municipales les quiere decir que no vale decir que ciertos servicios son deficitarios y aplicar subidas como va pasar castigando así a los contribuyentes, mientras desde el Equipo de Gobierno no se hace un estudio detallado de por qué ese déficit. También creen que 
es época de optimizar recursos y reducir gastos, en este sentido pide la reducción del suelo del Alcalde y la eliminación de los recursos económicos que se destinan a los Partidos Políticos.


El Concejal D. Félix Fernández de Pinedo Grajales quería comentar que como han dicho antes sabían que la propuesta de la izquierda abertzale no iba a salir, pero por lo menos han conseguido que este año gracias a su propuesta se hable de bonificaciones. Han hablado de que hay que hacer frente a la crisis y para ver qué medidas adoptamos frente a la crisis lo que nos hace falta ya son los presupuestos, por lo que pediría al Equipo de Gobierno que elabore ya los presupuestos
Podéis ver la acta en la siguiente pagina  http://www.alegriadulantzi.com/ficheros/17-12-08_S081113.pdf

7/12/08

La izquierda abertzale ofrece una reflexión para "abrir un nuevo ciclo político

En Euskal Herria hay condiciones para abrir un nuevo ciclo político
El treinta aniversario de la Constitución Española se presenta ante la sociedad vasca en un momento de gran trascendencia política. El instrumento que canalizó la transición post-franquista, negando a Euskal Herria los derechos democráticos que como nación le corresponden y estableciendo unas relaciones de dependencia y subordinación político-económica, sigue
situándose como tótem determinante del unionismo español para mantener el conflicto de soberanía entre Euskal Herria y el Estado Español.
Hablar de la Constitución Española es, así mismo, hablar de las ramas que surgen de ese tronco jurídico-político: los estatutos de autonomía. No se pueden considerar los estatutos como algo al margen de la Constitución como, en ocasiones, nos han querido presentar dirigentes del PNV para obviar sus limitaciones estructurales y dar cobertura a su apuesta política. Eso es un
fraude analítico y, por supuesto, político. Así pues, la Constitución y estatutos forman un mismo bloque jurídico-político.
1.-La operación constitucional y estatutaria
Treinta años es tiempo suficiente para poder hacer un balance profundo, sereno y sosegado sobre la evolución política en Euskal Herria y el proceso de liberación nacional que enfrenta a sus sectores trabajadores y populares con el Estado Español. Y es que, en muchas ocasiones, la densidad de la niebla política presente en una determinada coyuntura suele impedir evaluar
adecuadamente las diferentes fases cubiertas en términos de proceso de liberación nacional.
En primer lugar, recordar que ante la operación diseñada por los poderes fácticos económicos y militares, pretendiendo perpetuar la opresión nacional y de clase del franquismo con un mero maquillaje político, sólo la izquierda abertzale se alzó en posiciones de denuncia, resistencia y alternativa política. Hoy, transcurridos 30 años, escuchamos voces que, en un ejercicio de
honestidad tardía pero bienvenida, reconocen abiertamente que la transición se hizo bajo el control y el chantaje de un Ejército Español y unos sectores oligárquicos que impusieron con claridad los límites de la llamada reforma política. La unidad de España en un nuevo marco de organización territorial interna, la propiedad privada, la monarquía, la bandera y una “ley de punto final” sobre los crímenes de la Dictadura eran los mimbres sobre los cuales
debía construirse la “joven democracia española”.
Curiosamente, esa “ley de la amnistía” de 1977 se sitúa ahora como cortafuegos para evitar el juicio político y penal a un franquismo convertido en uno de los pocos regímenes fascistas inmunes a su política criminal. Fueron pues esos mimbres, aceptados y legitimados por sectores de la izquierda española y el nacionalismo vasco, los que dieron carta de credibilidad a la reforma del franquismo, condicionando, como consecuencia, alternativas políticas y sociales progresistas. Así pues, el pacto constitucional y los pactos de la Moncloa fueron las dos caras de una transición tutelada y dirigida por el espíritu del franquismo.
Ahora, cuando esa transición tiene en Euskal Herria, en términos políticos, evidentes síntomas de agotamiento, la izquierda abertzale no quiere quedarse anclada en aquellas referencias aunque, eso sí, al mirar al futuro es necesario disponer de una perspectiva pedagógica sobre ese momento histórico. Sencillamente, porque, tal y como está escrito, “los pueblos que olvidan su propia historia están condenados a repetirla”.
2.-Los objetivos de la operación
En la operación constitucional-estatutaria el objetivo por parte del Estado era claro: buscar la aniquilación política del proyecto independentista legitimando un status de partición territorial y ausencia de soberanía. La división del sujeto nacional en Hego Euskal Herria, como en el caso de los Països Catalans, pretendía negar el propio sujeto político vasco y, a su vez, la configuración artificial del mapa territorial (17 autonomías) intentaba neutralizar con “autonomías” el problema nacional interno.
La imposición de ese instrumento jurídico-político, con la cesión de la gestión autonómica al PNV y PSN, iba ligada al combate represivo de la disidencia y resistencia encarnada en la izquierda abertzale. Desde leyes especiales hasta los crímenes de Estado (GAL y otros) los diferentes Gobiernos han pretendido la reinserción política de la izquierda independentista en el modelo
constitucional.
3.-Balance político
Los independentistas de izquierda hemos hecho frente a esa situación desde la organización del pueblo, la lucha en ayuntamientos y parlamentos, la lucha sindical, la lucha popular... y podemos afirmar con humildad que, aunque con errores y fracasos parciales, hemos desenmascarado primero y agotado después el marco constitucional estatutario que se ha querido imponer a
Euskal Herria.
Hoy, sin lugar a dudas, afirmamos que el marco constitucional estatutario no tiene ni credibilidad ni capacidad de recorrido estratégico. La mayoría popular vasca tiene la voluntad de construir su futuro desde parámetros sustancial y radicalmente diferentes a los impuestos por la Constitución y los estatutos particionistas.
Hoy manifestamos con rotundidad que las condiciones objetivas y subjetivas para el cambio político son una realidad constatable en el tejido social y popular de Euskal Herria.
Al mismo tiempo, el número de ciudadanas y ciudadanos que aspiran a construir un Estado Vasco en Europa se ha ido incrementando en las últimas décadas, pudiéndose afirmar que, en un escenario democrático, podrían ser mayoría en nuestro país. Esta realidad se cimenta, además, en la constatación de que la Comunidad Internacional y más concretamente la Unión Europea,
asiste al nacimiento de nuevos Estados como fruto de la voluntad democrática de diferentes naciones. Los ejemplos de Irlanda, Escocia, Flandes, Groenlandia… o hace unos años Eslovenia, Eslovaquia, Bielorrusia, Lituania… son el reflejo nítido de una coyuntura internacional donde la voluntad de los pueblos por acceder a un status de Estado sigue abriéndose paso en el
escenario europeo.
Así mismo y desde nuestra posición de izquierda transformadora, asistimos con ilusión y expectación a los nuevos fenómenos que se desarrollan a nivel mundial, fundamentalmente en América Latina. Procesos convertidos en una segunda lucha por la Soberanía Política y Económica por su enfrentamiento al colonialismo que vienen ejerciendo las multinacionales y el capital financiero internacional.
Por eso, cuando nos hallamos involucrados en la enésima crisis cíclica del capitalismo, reafirmamos nuestra voluntad de defensa de los intereses del pueblo trabajador vasco en su combate por un modelo social alternativo.
4.-La actual situación: nuestros retos
Desde estas coordenadas reflexivas la izquierda abertzale considera que Euskal Herria está en condiciones de abrir un nuevo ciclo político. El pulso actual, a modo de tránsito de un modelo agotado a un nuevo escenario que no termina de definirse en sus bases políticas, constata esas variables tanto en el debate político como en la estrategia del Estado en general.
En esta coyuntura los y las independentistas y socialistas vascas tenemos un importante reto: construir una estrategia eficaz para alcanzar nuestros objetivos tácticos y alimentar el planteamiento estratégico, es decir, una estrategia eficaz para alcanzar un escenario democrático, que abra las puertas a la posibilidad de materialización de todas las opciones políticas, y
para reforzar el proyecto independentista y socialista.
Desde esa referencia nuestras tareas consistirán en:
a) Neutralizar las intenciones del PNV de reeditar el pasado con “conciertos políticos” que pretenden cortocircuitar un cambio político basado en el reconocimiento de Euskal Herria como nación. Las hipotecas políticas y económicas de este partido no pueden, otra vez, convertirse en las hipotecas del conjunto del Pueblo Vasco.
Los intentos de reeditar viejas fórmulas autonomistas, repitiendo los errores de hace 30 años, deben ser neutralizados por los sectores independentistas vascos. En ese sentido, los y las independentistas debemos aglutinar nuestras fuerzas y conformar un bloque popular independentista capaz de convertirse en un polo alternativo a quienes quieren regenerar los vigentes mecanismos de negación e imposición dando la espalda al sentir popular abertzale y
progresista.
b) Construir una alternativa real y eficaz que oferte al Pueblo Vasco los instrumentos políticos, sociales, organizativos e institucionales para iniciar la andadura desde la actual realidad hasta la construcción del Estado Vasco. La construcción de ese Estado deberá articular el sujeto nacional vasco y, al mismo tiempo, plantear una alternativa real al modelo social imperante situando los intereses de los y las trabajadoras y las capas populares en el centro de la actividad política e institucional.
c) Construir un proceso de diálogo y negociación política que conduzca a Euskal Herria, desde el reconocimiento nacional y el respeto a la voluntad de la ciudadanía vasca, a un escenario de paz justa, estable y duradera. En ese sentido, nos reafirmamos en el camino emprendido con la Declaración de Anoeta, entendiendo que sólo desde la negociación y el diálogo será posible
superar en términos democráticos el conflicto político, abordando soluciones integrales que, entre otras cosas, permitan la liberación de todos los presos y presas políticas vascas.
d) Vertebrar una respuesta a la represión y apartheid político e institucional, articulando un amplio frente popular contra la vulneración sistemática de derechos civiles y políticos, la represión y la persecución de sectores de la sociedad vasca.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a los sectores independentistas a aunar esfuerzos para hacer frente con eficacia a dichos retos y tareas.
Finalmente y en sintonía con los retos y tareas planteadas, consideramos necesario que todos los agentes sindicales, sociales y políticos que compartimos dichos objetivos abordemos un debate y una reflexión de carácter estratégico.
Nuestra disposición para todo ello es sincera, nuestra voluntad también. 

En Euskal Herria, a 6 de diciembre de 2008.

6/12/08

ENTREVISTA – Arnaldo Otegi «La izquierda abertzale debe construir una estrategia eficaz para alcanzar un escenario democrático»


Iñaki IRIONDO-Ramón SOLA

Arnaldo Otegi, interlocutor de la izquierda abertzale con el Estado español, aborda la necesidad de que la izquierda abertzale en particular y los independentistas vascos en general articulen una estrategia eficaz que permita superar el muro contra el que se han estrellado todos los procesos anteriores: la imposibilidad de dar el salto desde el escenario actual, desgastado pero vigente, a otro democrático. Para ello sostiene que es necesario articular un bloque independentista a la izquierda del PNV que modifique la correlación de fuerzas en el espacio abertzale.

Hubo muchas especulaciones cuando salió de la cárcel y después usted ha mantenido varios meses de silencio. ¿Qué ha hecho durante este tiempo?

Fundamentalmente, hablar con la gente y escuchar. Lo tenía pensado durante la estancia en la cárcel. Teniendo en cuenta la situación de bloqueo existente y viniendo como veníamos de un proceso de negociación con el Estado, había pensado dedicar tres meses a hablar con el máximo número de gente posible para hacerme una radiografía de la situación, de cómo estaba la izquierda abertzale y otros sectores sociales. Esto te permite intuir dónde está el carril central mayoritario de la gente.

¿Y cuál es la radiografía que ha obtenido?

Por un lado, hay una sensación muy grande de bloqueo, con una situación terrible en términos represivos. También he percibido indicadores de frustración y escepticismo ante una situación en la que el movimiento abertzale parece estar gripado políticamente. Pero al mismo tiempo he observado que muchos sectores populares están esperando a la izquierda abertzale, porque consideran que sólo ella -aunque no en solitario- tiene capacidad para mover el escenario político y esperan que retomemos la iniciativa para sumarse a un proyecto político ilusionante. Y son sectores muy amplios del país.

Pero, ¿está la izquierda abertzale en condiciones de plantear esa alternativa?

Aceptando que todos hemos cometido errores, hay un dato a destacar: ha fracasado la operación política que el Estado diseñó hace treinta años para asimilar al pueblo, troceando el país y negándole la soberanía, e intentando aniquilar a la izquierda independentista. Los instrumentos que se diseñaron para la asimilación del pueblo vasco, como el Estatuto y el Amejoramiento, están desactivados en gran medida gracias a nuestra lucha. Y ésta es una constatación que podemos hacer en términos nacionales, porque es en el conjunto de Euskal Herria en el que se da un cuestionamiento de los marcos vigentes. Hoy nadie piensa que el futuro de este país se va a construir sobre los cimientos puestos hace treinta años. Ésa es la victoria importante de la izquierda abertzale, que ahora hay que saber vehiculizar adecuadamente. Se constata que hay una mayoría popular, una mayoría sindical, una mayoría política que hoy podría estar configurando una alternativa a los marcos diseñados, y es responsabilidad de la izquierda abertzale construir una estrategia eficaz que permita pasar de la actual situación de negación e imposición a un escenario democrático.

¿Cuáles son esas condiciones para el cambio que dice que existen?

La primera y la gran victoria es que hemos hecho fracasar los instrumentos diseñados hace treinta años para asimilar al pueblo vasco y a la izquierda abertzale. La segunda condición es que la mayoría popular y social del país ha asumido que la alternativa democrática, en lo relativo al Estado español, pasa por cuatro territorios y derecho a decidir libre y democráticamente nuestro futuro. Y la tercera condición favorable es que existe un contexto europeo que avala a quienes queremos crear un Estado vasco. Ahí está el ejemplo de esta semana de Groenlandia, al que se puede sumar el de Escocia. Lo fundamental, sin embargo, no es acertar en este diagnóstico, que puede ser ampliamente compartido, sino cómo somos capaces de impulsar una estrategia para el cambio político en Euskal Herria, cómo somos capaces de poner en marcha un proceso que habilite una negociación con el Estado que nos conduzca a un estadio democrático donde desarrollar la opción independentista y socialista en nuestro pueblo.

Hablaba de crear condiciones para una negociación con el Estado. ¿Cree que existe conciencia exacta de hasta dónde se llegó en el último proceso, por ejemplo, de cuál fue la implicación internacional?

No existe esa conciencia, porque hemos sido extremadamente discretos en los datos que hemos ido facilitando. Quienes pudimos vivir en primera persona esa experiencia lo que sí podemos trasladar es que hubo una implicación internacional al más alto nivel y que en el centro de Europa nosotros abordamos un debate en términos políticos que recogía la cuestión territorial y el derecho a decidir libre y democráticamente nuestro futuro, y que nuestra posición fue entendida como razonable por buena parte de los observadores internacionales. Y a día de hoy considero que existe por parte de esos agentes la misma predisposición que hubo entonces para colaborar en la creación de un nuevo proceso de negociación.

Ese parece un dato importante.

Lo es, porque creo que la izquierda independentista tiene que jugar fundamentalmente en tres escenarios. El primero es vertebrar una alternativa política a la izquierda del PNV que lidere el cambio político desde posiciones independentistas. El segundo es el terreno de la confrontación con los estados, que debe combinar una estrategia de negociación y acuerdo para resolver en términos democráticos el conflicto político con el impulso de una acumulación de fuerzas independentistas y progresistas. Y el tercer escenario es el europeo. El proceso permitió instalar el debate sobre el problema vasco en Europa y la comunidad internacional en general, y a día de hoy se puede decir que, en Europa, mediante la construcción democrática de mayorías amplias en torno a la independencia, es posible acceder a la creación de un Estado.

Además de la implicación internacional, ¿se puede salvar algo más del último proceso para utilizarlo en el futuro?

Tanto en Loiola como en la última etapa del proceso se avanzó en términos políticos, aunque eso no quiere decir que se alcanzara un punto satisfactorio en las negociaciones. Pero se avanzó de manera significativa en algunos puntos, aunque no en otros. Y cualquier intento que pase por reeditar un proceso de negociación con el Estado tiene que tener anclajes sólidos. El primer anclaje tiene que ser el indispensable protagonismo del conjunto de la sociedad vasca como auténtico garante del desarrollo del proceso negociador. En segundo lugar, el fortalecimiento del independentismo en este país, la construcción de un bloque popular independentista que articule, en solitario o junto con otros, a esa mayoría que quiere el cambio y a ese sector popular que quiere construir un Estado desde la izquierda. Es decir, ésta es una oferta al pueblo abertzale de izquierdas. Este bloque deberá, además, hacer frente a la represión del Estado. Aquí conviene recordar que las recetas represivas ni van a alterar nuestra posición política ni van a destruir a la izquierda independentista. En tercer lugar, una tarea fundamental es lograr la implicación de la comunidad internacional. Y, por último, hay que recuperar los contenidos políticos y el listón que se dejó en la última etapa negociadora para, a partir de ahí, intentar reconstruirla.

Habla una y otra vez de un bloque independentista. ¿Cómo se construye y con quién?

Antes que nada, haría una apelación a la confianza en nuestras propias fuerzas. La izquierda independentista tiene una base sólida en este país y un recorrido histórico con muchos años de sacrificio, de militancia, de honradez política y revolucionaria, con buenas dosis de gestión institucional. A partir de ahí, los independentistas tenemos la necesidad de liderar es- te momento histórico, lo que pasa por construir una alternativa al PNV.

¿No ve al PNV en un bloque independentista?

No. Pero es el PNV el que se autoexcluye tanto en modelo político como en posición social. Este partido tiene perfecto dere- cho a hacer la política que diseñe y decida. Pero lo que se ha comprobado es que este PNV, y este EBB, hace una apuesta por acomodarse al modelo de Estado español negando las vías para construir un Estado para los vascos. Ésa es su apuesta. Y por ello, creo que tenemos que liberarnos incluso de cierto complejo sicológico que tenemos con el PNV. No podemos gastar ni un esfuerzo más en convertir al PNV en lo que no es. El PNV tiene hipotecas políticas, económicas e institucionales con respecto al Estado español y ése es el PNV que existe. Nos corresponde a los independentistas, a todos los que queremos construir un estado en este país, liderar ese proceso sin esperar a nadie, haciendo una oferta a lo que denominaríamos pueblo abertzale de izquierda. Tanto del análisis de los datos electorales como de las muchas conversaciones mantenidas con sectores que no son sólo de la izquierda abertzale, sino del movimiento sindical o del asociativo, se ve que existe una corriente popular y social que quiere que alguien construya una alternativa al PNV desde el independentismo y desde la izquierda, y están esperando que lo haga la izquierda abertzale. Otra cosa es cómo abordamos la política de alianzas para otro tipo de planteamientos que en un momento puedan ser operativas desde el punto de vista político, electoral o institucional. Pero lo primero que tiene que hacer la izquierda abertzale es tomar conciencia de que nos toca liderar, probablemente junto a otros, la estrategia para recuperar la soberanía vasca y abrir el camino a la construcción del Estado vasco. Lo tenemos que hacer, y cuanto más tardemos, más tiempo perdido. Hay condiciones y tenemos que tener ambición de ganar.


Pero cuando algunos de esos sectores se acercan a la izquierda abertzale, la primera barrera que ponen es la de la lucha armada. Ahí está el caso de ELA, de EA...

Parece que nos movemos en círculo. Ésa es una evidencia. Pero todos tenemos que huir de las recetas fáciles. Porque no es cierto que el cese ni tampoco la persistencia de la lucha armada resuelvan todos los problemas. Y tampoco es solución hablar de un polo soberanista que nadie define, que nadie concreta y al que nadie dota de un programa. Hay que hacer las cosas bien, con tiento y con solidez. ¿De qué se trata? De construir una estrategia eficaz para, primero, lograr un escenario democrático, desde el reconocimiento nacional y respeto a la voluntad popular vasca, para luego avanzar hacia la creación del Estado vasco. Ése es el debate que hay que abordar, y abordarlo en su integridad. No se trata de hacer las cosas de forma parcial: tú tienes que hacer esto y el otro tiene que hacer lo otro. Todos tenemos que construir ese bloque que demanda una buena parte del país. Y hay que hacerlo con perspectiva de momento histórico y con ambición de ganar, no como un señuelo que trata de rentabilizar electoralmente la situación de apartheid que sufre la izquierda abertzale.

¿Lo que se plantea es otro Lizarra-Garazi?

Hay que ser cuidadoso a la hora de poner etiquetas. Yo hablaría de la necesidad de articular y acumular fuerzas en torno al proyecto independentista con otros sectores políticos, sindicales y sociales. Pero no se puede plantear el modelo de Lizarra entendido, como en 1998, como un modelo de negociación. En la antesala de un nuevo ciclo, con reubicaciones de carácter estratégico de todos los agentes políticos, hay que acumular fuerzas tanto en el reconocimiento nacional y el derecho de autodeterminación como en torno al modelo estratégico independentista. Es decir, acumulación sobre el derecho a decidir, pero también sobre cuál es la referencia estratégica en modelo político y social.

En el futuro más inmediato, en marzo, hay unas elecciones autonómicas en la CAV. ¿Cómo se las plantea la izquierda abertzale?

Quiero resaltar una idea muy importante. Herri Batasuna, desde su fundación, nace con el objetivo de la lucha institucional y la lucha de masas. El Estado, en un momento, intentó que nuestra presencia en las instituciones se convirtiera en un anzuelo para asimilarnos, como hizo con EE u otros sectores. Treinta años después, lo que el Estado hace es intentar dejarnos fuera de las instituciones. Habría que preguntarse por qué. Pues porque hemos planteado una presencia, una lucha institucional y una gestión que consolidan en el país una alternativa política integral. Por eso nos quieren fuera. Y yo creo que la izquierda abertzale tiene que estar en las elecciones, tiene que estar en las instituciones, tiene que estar en la lucha de masas aunque en este momento coyuntural razones de Estado van a tratar de impedir que podamos estar de manera legal en las elecciones y después en el Parlamento de Gasteiz, como ya lo han hecho en el Parlamento de Nafarroa y en multitud de ayuntamientos. Pero la izquierda abertzale tiene que hacer un esfuerzo por estar en las elecciones y estar en las instituciones. Insisto, la vocación de la izquierda abertzale es estar en las elecciones y trabajar en las instituciones de este país, porque nacimos para eso, complementando la lucha popular y trasladando las reivindicaciones de los trabajadores vascos.

¿Está el Estado español en una situación de fuerza?

El Estado tiene mecanismos de coacción y de represión que se ven y sufren todos los días. Ha demostrado a lo largo de los siglos su capacidad de ser implacable y cruel. Pero está bastante más débil políticamente frente a las demandas democráticas del pueblo vasco. Primero, porque la estrategia diseñada hace treinta años para asimilar al pueblo vasco y liquidar a la izquierda abertzale ha fracasado. Sigue teniendo un problema con el pueblo vasco, que mayoritariamente quiere articularse en términos democráticos. Ahí reside su debilidad. El Estado no ha conseguido que la mayoría popular vasca acepte con naturalidad seguir siendo española o haya renunciado a la construcción nacional. Ése es nuestro gran activo, el más importante. En ese campo está débil, pero eso no quiere decir que no sea capaz de la mayor crueldad. El Estado está estratégicamente más débil que hace treinta años, pero el problema es que, aunque hayamos ganado terreno, la situación sigue bloqueada.

¿Y cuál puede ser la clave para el desbloqueo?

Hay que ver cómo alteramos la correlación de fuerzas y cómo la situamos en la confrontación con el Estado. Porque es cierto que hemos desgastado sus instrumentos, que hay una mayoría favorable al cambio, pero cada vez que intentamos pasar de este escenario al escenario democrático nos encontramos con el mismo muro. Y lo que hay que analizar es que quizá nosotros también fallemos ahí. Hemos podido resistir, desgastar sus instrumentos, pero no acertamos a dar el salto. Estamos en un tránsito entre escenarios y, en este momento, al único que le interesa alargar ese tránsito, el que está apostando por mantener esta situación, es al Estado. Porque considera que mientras alargue ese escenario, evidentemente, no se llega al nuevo y, además, gestiona mejor la situación.

¿Qué debería hacer la izquierda abertzale para acelerar el cambio de escenario?

Tiene que retomar la iniciativa política. Hay sectores sociales y populares que comparten el diagnóstico y la alternativa con la izquierda abertzale, y nuestro reto es articularlos y dotarles de una estrategia eficaz que permita construir primero un escenario democrático y abordar después un proceso de articulación territorial y soberanía que nos lleve hasta el Estado Vasco Socialista. Hay que saber hacerlo con tranquilidad. Tenemos que acertar en cómo construimos desde la actual situación el nuevo escenario, y ahí es donde la izquierda abertzale tiene que hacer una profunda reflexión.

Retomar la iniciativa política no parece fácil. Todos cuantos con usted estaban en la Mesa Nacional están en la cárcel...

A mí se me ha etiquetado siempre como alguien muy optimista, pero los datos para el optimismo los extraigo del análisis político. Nosotros hemos nacido del pueblo y para servir al pueblo, y no hay más garantía de liberación nacional que el pueblo, que organizar los sectores populares a niveles mayoritarios. Ésa es nuestra garantía, nuestro colchón y nuestra red. Tenemos que jugar ahí. Junto a esto está la realidad de que ahora tenemos el mayor número de presas y presos políticos que ha habido en la historia, por encima de los 750. Esos presos son, en primer lugar, personas. Es algo que hay que subrayar: los encarcelados y las encarceladas son, en primer lugar, personas y, en segundo lugar, militantes políticos. Y están haciendo un sacrificio enorme por este pueblo. Lo dije en mi acto de bienvenida en Elgoibar y lo repito ahora: su liberación es un deber ético, político y humano que tiene la izquierda abertzale.

¿Cómo puede hacer eso la izquierda abertzale?

En primer lugar, luchando por un cambio político y participando en las dinámicas de movilización de masas a favor de los represaliados. En segundo lugar, trabajando para que esas dinámicas acumulen el máximo de sectores políticos, sociales y sindicales. Y en tercer lugar, enmarcando su liberación en un proceso de negociación y acuerdo con los estados.



¿Qué opciones reales hay de recuperar un proceso negociador y qué voluntad puede tener el Estado para ello?

Hay que huir de la cuestión de las voluntades. El Estado no tiene, en principio, voluntad de hacer concesiones en su soberanía. Hay que partir de esa base. Ellos tienen su estado organizado y nosotros no tenemos estado. Ningún estado entra en un proceso de negociación por voluntad. Entra a veces por necesidad y a veces por intereses de distinto tipo. Y su voluntad, como es lógico, será cerrar un acuerdo cediendo lo mínimo posible. La cuestión fundamental en este tránsito entre ciclos, tras el agotamiento del marco jurídico impuesto a Euskal Herria, es la fuerza y convicción para incidir en los cambios políticos que pueda articular la sociedad vasca. Y ésta es la responsabilidad de la izquierda abertzale.

Entonces, ¿sobre qué base se puede plantear una negociación con el Estado?

Sobre la base que abandonamos en la última etapa negociadora y profundizando en ella para dar una solución democrática al conflicto. Pero yo no le pongo fecha, ni mañana ni pasado, aunque, desde mi punto de vista, cuanto antes, mejor para todo el mundo. La fuerza de la izquierda abertzale es ir a esa mesa defendiendo una posición política democrática que es mayoritaria en Euskal Herria. Eso es esencial, ésa es mi fuerza, no tengo otra. En segundo lugar está el contexto europeo, ahí están los ejemplos de Groenlandia y Escocia, que van en la dirección de la solución que planteamos. Y en tercer lugar creo que si antes, durante y después de ese proceso sabemos articular un gran movimiento popular que lidere a los sectores independentistas, nos iremos fortaleciendo durante el proceso. Sabiendo, eso sí, que no hay proceso sin contradicciones y que no hay procesos rápidos o procesos-milagro. Un proceso de negociación no es que uno se sienta en la mesa a firmar lo que otro plantea, sino que un proceso de negociación intenta resolver los problemas. Dicho esto, también creo que al Estado español le falta cultura democrática para afrontar un proceso de esas características. Más importante que desactivar su estrategia represiva sería aún que explique al pueblo español que, independientemente de la lucha armada, o el terrorismo como dirían ellos, hay un problema político que debe resolverse en términos políticos a través de mecanismos de diálogo y negociación. Ésa es la terapia para acuerdos democráticos que garanticen escenarios de paz y soluciones estables.

Las alianzas estratégicas que mantiene el PNV son las que llevan el sello de Madrid

Gara 2008-11-01

EDITORIAL
Durante los últimos siete días se ha puesto de manifiesto, una vez más, que la realidad socio-política de Euskal Herria no es la que pretende trasladar la dirección del PNV ni la que se empeña en difundir Juan José Ibarretxe. En apenas una semana, el partido jeltzale ha reaccionado con virulencia a los mensajes lanzados en clave abertzale por ELA en su congreso; ha lanzado sus críticas más ásperas contra la trayectoria histórica de la izquierda abertzale, como hizo ayer mismo Iñigo Urkullu ante la tumba de Sabino Arana; ha movido a sus peones en las federaciones deportivas autonómicas para atacar a quienes llevan años impulsando el reconocimiento oficial de nuestras selecciones nacionales; y ha calificado de insensatas a todas las partes que se han opuesto a la «fusión a dos» de las cajas de ahorro, propuesta que había diseñado como un órdago al PSOE cuando este partido sacó a la entidad alavesa del proyecto inicial compartido entre ambas fuerzas.

Mientras tanto, el candidato jeltzale a lehendakari de la CAV hace alarde de su simpatía por la familia real española, anteponiendo su presencia junto al príncipe Borbón en un evento empresarial a la asistencia programada a un acto para conmemorar el centenario del Hospital de Basurto, una entidad social que, sin duda, cuenta con mucho más apoyo ciudadano en nuestro país que el heredero del sucesor en la Jefatura del Estado designado por el dictador Franco. El mismo lehendakari que nunca ha abierto las puertas de Ajuria Enea a los sindicatos, a los representantes de las trabajadoras y trabajadores, para quienes no tiene palabras de alabanza ni en época de bonanza económica ni ahora que están cargando con el auténtico peso de la crisis, la crisis real, la que pone en la picota a miles y miles de familias vascas, que tienen que hacer frente a las hipotecas y a los expedientes de regulación de empleo para que, además, aquellos banqueros y empresarios que se han enriquecido sin escrúpulos se lleven ahora una prima extra a cargo de las arcas públicas.

Por eso, escuchar a Urkullu en Sukarrieta hablar de una supuesta conspiración entre la izquierda abertzale y el unionismo español, por no apoyar la propuesta jeltzale para la fusión de las cajas, o asegurar que, para hacer frente a la crisis económica, el PNV tomará las medidas que crea necesarias «diga lo que diga el Gobierno español o su Tribunal Constitucional» no deja de sorprender. Más aún si se repasa cuál ha sido en las últimas décadas el eje de las alianzas estratégicas de este partido: el pacto, cueste lo que cueste, con el Estado español.

Porque no fue la izquierda abertzale la que dejó fuera del proceso de negociación al PNV, como Imaz y Urkullu intentaron trasladar a la sociedad vasca en los momentos más críticos de aquel proceso, sino que fue su alianza con el PSOE la que dejó sola en Loiola a la izquierda abertzale. Y no ha sido la izquierda abertzale, ni tampoco EA o EB, la que ha echado al PNV en brazos del PSOE para pactar los presupuestos de Lakua y de las tres diputaciones que dirigen los jeltzales, sino que ha sido el partido de Urkullu el que ha sellado en Madrid un acuerdo bilateral con el PSOE para evitar una importante derrota parlamentaria al Gobierno de Rodríguez Zapatero; y lo ha hecho a cambio de casi nada, a no ser que exista otro acuerdo en la trastienda cuyos contenidos no hayan salido a la luz pública o que hayan vuelto a dejarse engañar con promesas que su auténtico «socio estratégico» no está dispuesto a cumplir.


El sentido común y la demagogia habitual

El frustrado proceso de fusión de BBK y Kutxa diseñado por el PNV no se había basado en el sentido común, por mucho que la noche del viernes, tras las votaciones, sus impulsores defendieran el proyecto con un argumento tan endeble como, hay que reconocerlo, eficaz si se repite miles de veces. Este proyecto tiene ya a sus espaldas un largo recorrido, por lo que no es el estallido de la crisis económica el que lo hace necesario ahora. Ni su trayectoria va a terminar aquí, porque hay fuerzas sociales y políticas que, con perspectivas incluso enfrentadas, reclaman otros modelos de fusión.

Apelar al sentido común para descalificar a quien no comparte tus ideas no es más que un ejercicio de demagogia. Y, en este caso, a la demagogia habitual hay que sumar el desprecio al sentido democrático de la vida política. ¿Es posible, apelando al sentido común, que alguien defienda que la composición de la asamblea de Kutxa refleja el auténtico espectro social de Gipuzkoa? De los cien compromisarios, la mitad más uno (51) corresponden a PNV-EA, mientras que a la izquierda abertzale se le asignan un par de ellos; y CCOO (con 9) tiene el triple de representación de la que suman LAB y ELA.

Aferrarse a los números establecidos por la aritmética del apartheid al lamentar que sólo hayan faltado cuatro votos para que la fusión tuviera luz verde sí es faltar al sentido común. Como negar que el PNV y el PSOE mantienen una estrategia común de largo y profundo recorrido es faltar a la verdad. No obstante, no está de más apelar a la ética política para que tanto unos como otros no sigan ofreciendo el estéril espectáculo electoral de presentarse como encarnizados enemigos. Patxi López puede ser una alternativa personal a Ibarretxe, pero por ello no dejan de ser las dos cruces de la misma moneda, la que lleva el sello español en la cara.

PNVren zailtasunak

Badirudi ez dela Iñigo Urkulluren alderdiarentzako momenturik onena. Orain aste batzuk, Ziarretak bere alderdia hauteskundeetara bakarrik aurkeztuko dela azaldu zuen, Sabin Etxean ez zen giro erabakia jakitean, nahiz eta denek koalizioa apurtutzat jo. Baliteke PNVri min gehien egin ziona, apurketak berak baino areago, espero zena baitzen, apurketaren zioak izan zirela: bere presidentearen hitzetan, EAk Eusko Alderdi Jeltzaleak subiranotasunaren bidea behin betiko utzi duela baieztatu zuen. Norbaitek bide horri noizbait ekin ote dion galdetuko du… Hauteskunde kanpainaren atarian, orain arte bidelagun izan duzunak subiranotasunaren aurkakotzat jotzea, PSEko Patxi Lopezekin hauteskundeak jokoan dituzunean, ez da gauza xamurra. Orain arte PNV ez zen behartuta sentitzen diskurtso abertzale bat izatera, hutsune hori EAk betetzen baitzion. Baina orain, Ziarretaren alderdiaren erabakiaren ondoren, eskenatoki politiko berrian birkokatzeko beharra ikusiko al du PNVk? Oraingoz behintzat ez du horrelakorik egin. 

Eta egun gutxiren buruan ere, PNVko Euskadi Buru Batzarrak euskal futbol federazioa presionatu zuela jakin genuen, selekzioak berriz ere Euskadiren izena izan zezan Euskal Herria beharrean. Futbolarien agiri ausartak, alderdi politiko guztiak jarrera publiko bat ematera behartu zituen, Euskadiren ondoan PP, PSOE eta PNV elkartuz.

Asteburu honetan Iñigo Urkulluren alderdiaren beste porrot baten berri izan dugu. BBK eta Kutxaren arteko fusioa bertan bera geratu da, kutxa gipuzkoarrean ez baitzen behar beste babes lortu. PNVk kutxan ordezkaritza duten sindikatu eta alderdi politiko gehien gehienen aurka egin zuen, bere lan-moldearen adierazle garbi: hartu edo utzi. Arazoa baina, uzten dutenak beste guztiak direnean dator.

Fusioaren gaiarekin jarraituz, ezin dugu ahaztu Vital Kutxan bizi den egoera paradoxikoa. PNV eta PSEk  kutxa banatzea erabaki zuten. Gregorio Rojorentzat presidentzia eta Iñaki Gerenabarrenarentzat maletina. Bi alderdi hauek kutxen fusioa hauteskundeei begirako pultsu bezala erabiltzea erabaki izanak, Vital Kutxa bera oso egoera kaskarrean uzten du, baina batez ere Araba osoa. Bitxia da presidentzian dauden bi alderdien artean ia tentsiorik edota apurketa keinurik egon ez izana, hain jarrera kontrajarriak dituztenean. 

Azken asteetan egoera politiko mugitu hau zerbait argitu dela esan genezake. Azken gertakariek subiranotasunaren lerroa marraztu dute, eta are garrantzitsuago, lerroaren alde banatan nor dagoen argi eta garbi utzi du. Orain bidea egitea dagokigu.

las dificultades que atraviesa el PNV

Parece que el partido de Iñigo Urkullu no pasa por sus mejores momentos. Hace unas semanas Ziarreta anunció que su formación se presentará en solitario a las elecciones, decisión que sentó como un jarro de agua fría por Sabin Etxea, a pesar de que  todos daban por rota la coalición. Pero, posiblemente, lo que más daño pudo hacer al PNV, más que la propia ruptura, que era esperada, fue los términos de la misma: por boca de su presidente EA afirmó que el partido nacionalista vasco ha abandonado definitivamente el camino soberanista. Si es que alguna vez hizo ese camino, preguntara alguno. Que en plena precampaña electoral, el que hasta ahora ha sido tu compañero de andadura, te acuse abiertamente de no soberanista cuando te juegas las elecciones con el PSE de Patxi Lopez, no es sencillo de digerir. Hasta ahora el PNV no se sentía obligado a mantener un discurso abertzale porque ese espacio se lo cubría EA, pero después de la decisión del partido de Ziarreta ¿el PNV se sentirá obligado a resituarse en el nuevo escenario? De momento no lo ha hecho.

Y es que a los pocos días conocimos también que el Euskadi Buru Batzar del PNV presionó a la federación vasca de fútbol para que la selección volviera a llamarse Euskadi en vez de Euskal Herria. El valiente comunicado de los futbolistas hizo que todos los partidos políticos tomaran públicamente una postura, uniendo en el lado de Euskadi a PP, PSOE y PNV. 

Este fin de semana, hemos conocido un nuevo varapalo para la formación de Iñigo Urkullu. El proceso de fusión entre BBK y Kutxa se paraliza, ya que en la caja guipuzcoana no se consiguieron los apoyos suficientes. El PNV arremetió contra la práctica totalidad de partidos y sindicatos que tiene representación en la caja, clara muestra de su estilo de trabajo: lo tomas o lo dejas. El problema viene cuando el que lo deja son todos los demás. 

Al hilo de la fusión, no debemos olvidar la paradójica situación que se vive el la Vital Kutxa. PNV y PSE decidieron repartirse la caja. Mientras Gregorio Rojo se quedaba con la presidencia, Iñaki Gerenabarrena con el maletín. Pero que estos dos partidos hayan decidido utilizar la fusión de las cajas como un pulso de cara a las elecciones, deja en un muy mal lugar a la propia Vital, pero sobre todo a Araba. Resulta muy curioso que entre los dos partidos que comparten la presidencia, no haya habido prácticamente tensión o amago de ruptura cuando mantienen posturas tan contrarias. 

Se puede decir que estas últimas semanas han aclarado en cierta manera un panorama político más que convulso. Los últimos acontecimientos han dibujado la línea de la soberanía, y lo mas importante, han dejado más que claro quienes están a un lado y al otro de esa línea. Ahora toca hacer el camino.